¿Qué significa el Desierto?

¿ Que es  el desierto? ¿ que significa ? ¿ que nos sugiere ?  Mi respuesta, “El desierto es un ser poético”.

No puedo comenzar el escrito sin explicar la primera cosa que me viene a la mente cuando evoco la palabra desiertoVACIO.

Imagino el espacio, el espacio infinito, imagino la inmensidad del vacío. Imagino también su vacuidad y su extensión. En el inconsciente colectivo universal, el desierto es siempre un lugar de perdida, de seres errantes. Sin duda esa es la metáfora de la solitud y del aislamiento. Pero a veces, el desierto aunque previsiblemente vacio, es un espacio poblado. Poblado de secretos y de metáforas que definen al ser enigmático que es simplemente  el espacio expuesto ante nuestros ojos. Fenomenológicamente hablando, para comprender el desierto, necesitas conocer y vivir la experiencia del desierto. Necesitas entrar en empatía con él para comprender el sentido y el significado. Todos los significados y todos los conocimientos son experiencia. Esta es una experiencia extrema que emana libremente de otro, sobre nosotros mismos. En esta perspectiva, el desierto, el objeto de reflexión, es considerado como un libro, como un texto por descubrir, a seducir para  ganarse su confianza, su intimidad y su fe.

El desierto se expone a nuestra mirada como si fuese una cara, la prueba del infinito. En la inmensidad del desierto, nosotros ( el Ser )  redescubrimos nuestra pequeñez y nuestra modestia, en su imperturbabilidad descubrimos su pureza y su virginidad. El desierto permite al Ser poetizar su solitud, crear una joya estética que juega con el deseo de eternidad. Todo pasa como si la vacuidad desértica existiese por necesidad, sin la cual todas las posibilidades de conocerse son nulas. El desierto se convierte en una experiencia a través de la cual el Ser es invitado a alquilar el espacio, a llenarlo. Como una isla desierta, el desierto es una separación, una distancia.

Hace falta llegar al desierto para reconciliarse con uno mismo. Tal vez, somos ya una duda perdida, tal vez, la naturaleza nos rechaza. La reconciliación con el desierto es como una metáfora de la sensación de ser errante y nómada, de la necesidad de libertad que todos tenemos dentro. De no tener ataduras, de no sentirnos ligados a nada material. De la ligereza  del Ser Humano, de los pocos lastres que deberíamos arrastrar.

La experiencia del desierto, se hace a través del arte de la meditación, como un ejercicio espiritualmente reconfortante. Como mirar fijamente un fuego encendido, que te atrapa, te mantiene con los ojos fijos en las llamas, que te hace sentir el calor del fuego en tus mejillas y que te reconforta el corazón.

Entrar y penetrar en tu parte espiritual, eso hace el desierto. Entra a ti a través de ejercicios espirituales que ni siquiera practicas ni conoces. Comienzas a sentir tu propia respiración, los latidos de tu corazón, te observas desde dentro y comienzas a comprender como funciona tu propio Ser.

La experiencia del desierto es sobrecogedora, a veces incomprensible con un dolor metafísico ininteligible. Su misterio radica en su capacidad para maravillarnos, para dejarnos sin aliento.  El desierto es la reinterpretación del Mundo. El ser que vive la experiencia del desierto, nunca volverá sin sentir la experiencia de la propia libertad. Poéticamente hablando, la experiencia del desierto es la experiencia de la propia libertad. Vaciar el desierto de esta dimensión mística y mítica será reducir nuestra experiencia, la experiencia del Ser a una mirada mecánica y técnica que mata el sentido poético de la vida natural.

El desierto es poesía en el sentido más amplio, puro y libre que pueda existir.

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