Marrakech con los cinco sentidos
Este post lo he escrito como encargo para Focus on Women, querían un texto para enamorar a sus viajeras, para incitar al viaje a Marrakech y pensaron que tal vez yo pudiese reflejar mejor la esencia de la ciudad…de mi ciudad. Aquí tenéis el escrito que les he enviado y los enlaces a su Web por si les queréis conocer mejor.
Focus on Women me pide que os explique el Marrakech más interesante, esa ciudad capaz de enamorarnos, de excitar los sentidos. Y creo que la manera más honesta sea el explicaros cómo la descubrí, cómo me sedujo y me enamoró a la par que orientaros con algunas recomendaciones en el caso de que os seduzca el visitarla.A menudo cierro los ojos y rememoro la primera vez que vi Marrakech.
Aquel primer flechazo nació en el mismo momento en el que el avión con el que volaba, el Royal Air Maroc, posó las ruedas en la pista del aeropuerto de Marrakech Menara: entonces miré a la azafata que se esforzaba por abrir la pesada puerta delantera y en ese instante, se coló lentamente la potente luz del mes de Junio; aquel resplandor de luz amarilla deslumbró mis ojos mientras me sedujo un intenso aroma que después entendí, era único y característico de la ciudad. Ese primer aroma lo percibirá cada una de vosotras de manera diversa: sándalo, madera, canela, especies irreconocibles, cítricos, musk,… una fragancia que os tatuará para siempre en los primeros pasos en esta ciudad mágica.
A partir de aquí hay que dejarse llevar porque entonces la ciudad se convierte en un pequeño milagro. O la odias o la amas, casi me atrevería a decir que las mujeres la amamos más que los hombres. Seguramente existan múltiples razones que den respuesta a esta curiosidad y encontraréis las propias una vez regreséis de Marrakech.
Podría contaros la ciudad desde un punto de vista meramente técnico, pero como los monumentos son escasos, salvando de la quema la escuela coránica, el Museo de Marrakech, la necrópolis de la dinastía saadita, el Palacio Bahía o el coqueto Jardín Majorelle que deberías visitar, me parece más sensato aconsejaros que os aventuréis a descubrirla prescindiendo de guías e itinerarios elaborados minuciosamente porque Marrakech no es ciudad de decisiones previsibles. Marrakech es anárquica y detesta las cosas demasiado organizadas.
Marrakech quiere seducirte y te pide que te entregues. Entiéndela, despréndete del reloj una vez llegues al hotel, abandona los mapas y lánzate a caminar y a preguntar sin pudor entre sus gentes con el fin de encontrar orientación sobre lo que deseas hallar.
La Medina de Marrakech ha sido declarada patrimonio mundial por la Unesco, pero para vosotras será a priori, un enorme laberinto de calles, zocos y derbs. También un montón de imágenes sugerentes que seguramente permanecerán mucho tiempo en vuestra retina.
La Medina te hará viajar al pasado, unos 200 años aproximadamente, te sentirás caminando por un paraje antiguo, extrañamente antiguo, salpicado de calles donde los burros transitan de un lado a otro, las bicicletas pasan rozándonos el brazo, las mujeres con sus djeelabas coloreadas acarrean bandejas con pan a punto de hornear, los niños juegan por todos los rincones, los gatos corren a nuestro alrededor o los artesanos trabajan el hierro, el cuero, las alfombras y todo tipo de tejidos; todo se brinda ante los ojos como un rico y fascinante mosaico de colores, ruidos y olores rebosando vida; una vida ausente de tristeza, pletórica de tonalidades y pasión.
Sin embargo, llega un momento, cuando todo ese espectáculo llega a saturarte o tal vez intimidarte, que debes parar y sentarte en una terraza, pedir un té a la menta y reposar. Relajar las piernas y el espíritu embriagado ante tanto contraste y novedad.
Deja entonces que el tiempo transcurra mientras te conviertes en una espectadora pasiva y contemplativa; escucha al muezzin como llama a la oración, observa a los hombres que se dirigen a la mezquita con sus alfombras al hombro, fíjate en las mujeres que dibujan en la piel de las turistas los más exóticos diseños con la milenaria Hennay descubre todos esos detalles que caminando no podemos abarcar. Déjate embrujar por Marrakech. Abandónate a tus cinco sentidos, apea tus prejuicios y mira con espontaneidad y transparencia.
Marrakech enamora a solo a aquella mujer que tiene capacidad para mirarla con amplitud y desde el corazón; no es una ciudad normal, no es una ciudad fácil porque no es una ciudad previsible: es una ciudad que vibra porque está viva, porque no permite ser dominada, es orgullosa y quien entienda su alma y la mire a los ojos, quien penetre en su esencia no podrá mantenerse alejada mucho tiempo de ella.
Llego al final de este escrito, no porque no tenga el deseo de continuar hablándoos sino porque el espacio así me obliga. Y pienso en vosotras y me pregunto si habré cumplido con ese fin que os planteaba al principio del texto: excitar los sentidos. Deseo que así haya sido, que voléis a ella y que tras haberla visitado, os hechice como me sucedió a mi cuando la azafata empujó aquella pesada puerta y Marrakech entró en mí. Desde entonces han pasado ocho años y mi vínculo afectivo no ha dejado de crecer, definitivamente, dudo que pueda alejarme de ella.
Acerca de:
FOCUS ON WOMEN tiene la misión de ofrecer viajes exclusivos para mujeres, hechos también por mujeres. Sus viajes engloban turismo, experiencias y acción solidaria. Sus valores se basan en la necesidad de cambiar el concepto de ocio femenino en España, de manera que los viajes no sean solamente una visita turística al lugar, sino una propuesta para generar nuevas experiencias personales, para entrar en contacto con la gente del país –especialmente las mujeres- y además, ayudar al empoderamiento de la mujer en el mundo. Todo ello sin dejar de lado un alto nivel de confort, calidad y seguridad en los viajes ofrecidos.
Mi primer contacto con Marrakech fue un viernes, el día de mi cumpleaños, precisamente. Mi primera imagen, después de haber llegado tarde por la noche, fue la maravilla de subir por los zocos desde Jmaa-el-Fna hasta la madraza. Lo recuerdo como una amalgama de colores, sonidos y aromas que no olvidaré jamás. Aún hoy me sigue emocionando ese tramo del zoco, quizás el más turístico, ya lo sé, pero también el más colorido. Me suscribo como otra enamorada de la ciudad.
Salut!
Este verano he tenido el placer de estar, y realmente leyendo esta publicacion por unos instantes me he sentido de nuevo alli.
Es la descripcion perfecta de todas las sensaciones que pude sentir.
Es un pais que se menosprecia si no se conoce y se ama una vez has estado alli.
Cuando descubrí tu blog por primera vez ya estaba enamorada de Marrakech, y me quedé atrapada porque con él es lo más cerca puedo estar de la ciudad y de muchas otras partes del sur de Marruecos que me tiene fascinado.
Me acuerdo, además, que leí el “about me” de tu blog y me quedé con la frase que repites en este articulo “O la odias o la amas”…. no hay término medio…y yo la empecé odiando, durante casi 24 horas, agobiada per un agosto caluroso, por el impacto de lo diferente, resistiéndome a aceptar que eso era distinto y que a pesar de todo tenía encanto….pero cuando me dejé ir, cuando me dejé llevar por los cinco sentidos de los que hablas, todo cambió completamente…me hechizó….los olores, sabores, colores se volvieron espectacularmente únicos, creando una esencia propia, y como dice Bertika, aún hoy me siguen atrapando y maravillando del mismo modo…
Por cierto, ahore he visto que me he vuelto un poooooco repetitiva, porque casi he puesto lo mismo que en otro comment……..pero es que me has dado nuevamente pie y no me he podido resistir!!! lo siento 😛