Cada día del año, llueva, haga sol, frío…las paradas de comida de la plaza Djemaa el Fna se montan y se desmontan. El proceso es el mismo, hacía las cinco de la tarde los carros van llegando a la plaza. Están guardados en los alrededores y van llegando uno detrás del otro…como si fuese una procesión. A mi me encanta verlos llegar y ver el trabajo incesante de los montadores. Parece una carrera contrarreloj por abrir lo antes posible. Aunque en realidad no hay prisa, no hay una hora de apertura. Poco a poco, el sol irá cayendo y los clientes llegando a la Plaza. Turistas y autóctonos. Y mientras paseas por entre los puestos, vas escuchando eso de…¿española? más barato que en Andorra, ¿gambas? Más buenas que las de Palamós…se las saben todas. Te identifican con solo una mirada. Saben de dónde vienes por como vistes y por tu tipo de piel o por tus andares. Son expertos en detectar nacionalidades. Años y años en la calle consiguen milagros. Yo a veces juego a eso, a identificar nacionalidades en los turistas que pasean por Marrakech. A veces es fácil, otras más complejo. Un día hablando con un veterano vendedor de babuchas me dijo que para ellos lo más complicado es diferenciar a italianos y españoles…que los otros eran fáciles. En fin, yo tengo bastante éxito en este “juego”. Te sientas en una terraza de la plaza y a mirar…el tiempo pasa y ni te das cuenta.
Las noches en la plaza Djemaa El Fna son intensas. (ya no hace falta llamarla por su nombre, Djemaa el Fna…esta plaza es LA PLAZA, sin ningún nombre añadido…¿es que hay alguna plaza más famosa que esta en Marrakech, en Marruecos, en África?) Experiencias intensas en la plaza con las serpientes, los monos, las tatuadoras de henna, los dentistas y sobre todo los círculos de los cuenta-cuentos…pero cenar en las paradas es una experiencia ineludible. En algunas guías recomiendan un número concreto de parada. Dicen que ahí es donde se come mejor. El 58 es magnífico, el 64 extraordinario me comentan los turistas, lo he leído en la Guía x o y…yo no recomiendo nadie en particular. Yo las escasas veces que ceno en la plaza suelo usar el típico sistema español de “tapear”. En una parada como sardinas rebozadas, en otra una brocheta, en otra los calamares…y así ceno. Primero miro bien que sean paradas en donde los clientes no sean solo marroquíes ni solo turistas. Tiene que ser un puesto en donde haya una buena mezcla. Y después voy picando. La parada de sardinas es obligada, son deliciosas…sin miramientos. Come con las manos. Escojo la parada basándome en mi intuición de ese día. Excepto la de la sardina…esa es fija. La plaza es tan viva, que lo que viste el día anterior no es necesariamente actual al día siguiente.
Las paradas de caracoles de la izquierda me miran con insistencia, pero me resisto. No me gustan los caracoles. Las paradas del comienzo en donde sirven ese té especiado y perfumado son el punto final a la cena. Este té intenso y caliente es adecuado para finalizar la noche, sobre todo en las frías noches de invierno.
Al final, me he ido de la línea inicial. La llegada de las paradas en procesión para montar.
Cada día, 365 días al año llegan a la cinco de la tarde y después de la media noche, se desmontan de nuevo para ir a dormir. Es el principio y el final del espectáculo que nunca falta en Marrakech, el espectáculo de la plaza, del comedor OPEN AIR más grande que haya visto nunca.
Es cierto que son auténticos especialistas en conocer las nacionalidades de los turistas, he podido comprobar que algunos guias saben incluso diferenciar a los españoles por autonomías (antes de escucharles hablar)y no se suelen equivocar.
A mí me encantaría pasar la tarde en la plaza. Justo ayer hablaba con una persona que ha visitado varias veces la ciudad y me decía que en Marrakech “no hay nada, solo la plaza” (?!). ¡Qué contrate con tu artículo! Desde luego, cada uno viaja y ve de una forma diferente…
Hola Anabel,
Secundo tu pasión por esta plaza, es un espectáculo distinto cada día y a cada hora del día. Sin embargo, el pasado martes por la noche me di cuenta, con mucha pena, que hacia las 10 de la noche no había NADA salvo los puestos de comida. Ni gnaouas, ni cuentacuentos, ni los del juego de las botellas, nada… sólo gente barriendo. Y me pareció muy extraño! Era como si ese día la plaza estuviera desprovista de vida… Igual fue algo puntual, espero, porque no hay mayor placer en Marrakech que acabar de cenar y darse un paseo por la plaza “a ver qué hay”.
Tengo un conocido que hizo un timelapse genial de la plaza hace muy poquito y que describe muy bien el frenesí que comentas. Con el permiso del amigo Alberto, te dejo el link, que creo que te gustará: http://vimeo.com/59267421
Un abrazo.
Ei, Bertika… doncs sí que és genial, el vídeo del teu amic! 😉
Hola Bertika, los “artistas” de la Plaza estaban de huelga. Mira mi siguiente post. 😉
Petons.
Por cierto, el video está muy bien.
Sí, Albert hizo un video fantástico. Ya te he contestado en el post siguiente.
Un abrazo!!
Me encanta este post. Realmente me ha transportado a los días que hemos paseado por la plaza. Me reía por que me hizo acordar al dia en que nos dijeron “no tan caro como Corte Inglés y más barato que Mercadona”. Nos quedamos paradas totalmente, ja! Son increibles y muy divertidos.