La medina de Marrakech fue en sus orígenes campamento militar y mercado. En el siglo XII fue necesaria la construcción de una fortificación amurallada para defenderse de ataques externos. Las Murallas se iniciaron a construir en 1126 por Alí ben Yusuf, de la dinastía de los almorávides, hijo del fundador de la ciudad.
En total hay catorce puertas principales que dan acceso a la medina. Las murallas miden unos 17 kilómetros aproximadamente, entre 8 y 10 metros de altura y un espesor que varía entre 1,60 y 2 metros.
Se caracterizan por su color intenso color Rojizo que destaca sobre todo al atardecer.